lunes, 16 de noviembre de 2009

Jalón de orejas a Correa

Los datos de las últimas encuestas realizadas en torno a la aprobación de la gestión del presidente Correa y su credibilidad arrojan cifras con tendencia al descenso. No hay duda que la agudización de la crisis económica; el incremento del desempleo; la inseguridad; las posturas autoritarias, antidemocráticas y represivas adoptadas frente a legítimas movilizaciones de los sectores de trabajadores, maestros, universitarios, indígenas, afectados por su política y proyectos de ley que hacen tabla rasa con sus derechos; la corrupción que ha salpicado y ahora cubre al círculo más cercano del Presidente, constituyen las causas principales para la progresiva pérdida de la aceptación y credibilidad de Correa; sin embargo, esta realidad no constituye un escenario ni estado de ánimo de las masas para esgrimir la figura de la revocatoria del mandato como, de manera interesada, la derecha quiere manejar.

Según la firma Cedatos, el 49% de los encuestados a finales del mes de octubre expresaron su desaprobación de la gestión de gobierno frente al 44% que lo aprueban. Si tomamos en cuenta que en enero de 2007, cuando inició su gobierno, registró una aprobación del 73%, significa que a la fecha ha perdido 29 puntos porcentuales. Pero, hay un hecho adicional digno de tomarse en cuenta y es que en los últimos meses el descenso en la aprobación constituye una tendencia, pues, desde la elección presidencial de abril de 2009 en la que contó con el 56%, en julio pasó al 52%, en septiembre al 49% y en octubre al 44%. No obstante, frente a la pregunta sobre la revocatoria del mandato, un 65% se manifiesta en desacuerdo.

En cuanto a la credibilidad, Informe Confidencial, reportó que en las ciudades de Quito y Guayaquil, a mediados del mes de octubre, se registró un promedio del 50,2% de personas que no le creen a Correa. La encuestadora de Santiago Pérez –identificada por su afinidad al régimen-, por su parte, pese a que atribuye 12 puntos más de aceptación respecto de la de Cedatos, admite que el descenso de la popularidad de Rafael Correa es objetivo.

Un dato que también revela la situación de desgaste del gobierno constituye el vertiginoso desprestigio de la Asamblea Nacional Legislativa, cuya aceptación a poco más de un mes de funcionamiento descendió del 34 al 29%. La causa es simple: su imagen es la de un ente totalmente subordinado a los designios del Ejecutivo, en donde el bloque de mayoría integrado por los asambleístas de AP se ha convertido en mero levanta manos.

Más allá de las cifras que exhiben las encuestadoras, un hecho real es que se siente en el ambiente un desgaste progresivo del gobierno y que, lejos de “enojarse” y responder con su característica agresividad, esta información debe ser entendida como un jalón de orejas y un llamado a asumir rectificaciones urgentes que le permitan un reencuentro con los sectores de la tendencia de cambio y de izquierda que lo eligieron.


PCMLE

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